El suelo y el inodoro no son contenedores de basura
Hay desechos que, por su pequeño tamaño o aspecto inofensivo, acabamos arrojándolos al suelo o al inodoro con la falsa creencia de que, más pronto que tarde, acabarán por desaparecer. Y nada más lejos de la realidad. No solo no desaparecen, sino que traen consigo un negativo impacto para el medio ambiente y la salud.
Es el caso, entre otros, de colillas, chicles, toallitas húmedas y bastoncillos de algodón. Tomar conciencia de que lejos de ser inocuos, son altamente contaminantes cuando no se gestionan de forma adecuada y se arrojan al suelo o al inodoro, constituye el primer paso a seguir.