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No podemos permitir que los residuos derivados del COVID-19 se conviertan en un problema ambiental

Así lo manifestó el presidente de Sogama, Javier Domínguez, en una entrevista concedida a la Radio Galega, donde habló sobre el impacto que ocasionan las mascarillas desechables cuando son abandonadas en el entorno natural.

Recordó que una mascarilla puede tardar entre 300 y 400 años en degradarse, de ahí la necesidad de que reciban un tratamiento adecuado.

En el caso de los 295 ayuntamientos adheridos a Sogama, precisó que el destino de estos residuos debe ser el contenedor verde convencional, junto con la fracción resto, a fin de que sean valorizados energéticamente a más de 850ºC, temperatura con la que se garantiza la destrucción de patógenos y agentes nocivos.

En una entrevista concedida a la Radio Galega, el presidente de Sogama, Javier Domínguez Lino, abundó en la generación de nuevos residuos derivados del COVID-19, como es el caso de buzos, guantes y mascarillas desechables, subrayando que deben ser sometidos a un cuidadoso tratamiento, conforme a la legislación vigente, para evitar que se conviertan en un problema ambiental añadido.

Apuntó que una mascarilla desechable, cuando es abandonada en la naturaleza, puede tardar entre 300 y 400 años en degradarse y que, lamentablemente, se arrojan con frecuencia en las calles, así como en los entornos terrestres y marinos.

Dada la confusión existente en torno al contenedor de destino de este tipo de desechos, Domínguez clarificó que deben depositarse, en el caso de los 295 ayuntamientos adheridos al modelo Sogama, en el contenedor verde convencional, junto con la fracción resto, para propiciar su correcto tratamiento en el Complejo Medioambiental de Sogama en Cerceda, siguiendo las directrices del Ministerio de Sanidad y Ministerio para la Transición Ecológica. Allí son valorizados energéticamente a más de 850ºC, temperatura con la que se garantiza la destrucción de patógenos y otros agentes nocivos.

APOYO EN LA GESTIÓN DE RESIDUOS SANITARIOS DE BAJO RIESGO

Recordó igualmente que Sogama, en calidad de servicio público dependiente de la Xunta de Galicia, llevó a cabo, durante la primera ola de la pandemia, una labor de apoyo en la gestión de los residuos sanitarios de bajo riesgo debido a la sobresaturación que sufrían las plantas especializadas en el tratamiento de los mismos.

Explicó que el SERGAS, a través de la Consellería de Medio Ambiente, recurrió a esta empresa, que habilitó una infraestructura específica para que los desechos sanitarios de bajo riesgo recibiesen un pretratamiento que contemplaba su trituración y acondicionamiento para alimentar las calderas de la planta termoeléctrica.

Asimismo, se contrataron trabajadores externos que no interactuaron en ningún momento con los propios del Complejo, disponiendo de vestuarios diferenciados, áreas de recreo independientes y distintos horarios laborales. El objetivo de este protocolo no era otro que preservar la salud de todos ellos y reducir al máximo posibles contagios que, afortunadamente, no tuvieron lugar.

LABOR DE CONCIENCIACIÓN

El máximo responsable de Sogama apeló a la concienciación de la población y, con el fin de llevar a cabo una tarea educativa y pedagógica, la empresa sacó  a la luz una campaña, que,  bajo el título “No enmascares tu responsabilidad; las mascarillas, al contenedor de la fracción resto”, se encuentra a disposición de los interesados en su página web, trasladando a los ciudadanos una serie de recomendaciones y buenas prácticas en este ámbito, reforzadas con un vídeo didáctico.

Fuente: Conselleira de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda

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