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Sogama aborda la recta final de la red de infraestructuras que permitirá a los concellos cumplir con la normativa europea en el compostaje de la materia orgánica

Tras culminar las obras de las plantas de biorresiduos de Cervo (Lugo) y Verín (Ourense), el presidente de Sogama, Javier Domínguez, visitaba esta semana la de Vilanova de Arousa (Pontevedra), que entrará en operación el próximo mes de octubre.

Acompañado por el alcalde de la localidad, Gonzalo Durán, hacía una llamada a los ayuntamientos del área de influencia para que comiencen a entregar en la misma su materia orgánica, ya que la legislación europea apremia, habiendo establecido el 31 de diciembre del año en curso como fecha límite para que los entes locales materialicen la recogida diferenciada de esta fracción para su posterior transformación en compost.

Las 4 plantas de biorresiduos que se encuentran bajo la competencia de Sogama (a las tres anteriores, se añade la de Cerceda, en funcionamiento), serán complementadas por 13 plantas de transferencia distribuidas estratégicamente por la geografía gallega, a las que se dotará con una tolva específica para los residuos orgánicos, que luego se transportarán a la planta de compostaje más próxima. La de A Lama (Pontevedra) es una de ellas. Durante la visita que el máximo responsable de Sogama hizo a la misma para comprobar el avance de las obras, anunció que estará operativa en las próximas semanas.

La licitación y construcción, casi simultánea, de 17 plantas en un corto período de tiempo, ha sido todo un reto, ya no solo por el cometido en sí, sino por haber coincidido con la guerra de Ucrania y sus negativas consecuencias para el suministro de materias primas, la desorbitada subida de los precios y la elevadísima inflación, que ha echado por tierra las previsiones económicas iniciales, debiendo ser reajustadas a lo largo de estos meses.

Esta red de infraestructuras está cofinanciada con Fondos FEDER-REACT EU como respuesta de la Unión Europea a la crisis del Covid-19. Concretamente 30 millones de euros, que Sogama completará con 10 millones de euros más procedentes de fondos propios para hacer frente al coste total que supondrá la puesta en marcha de estas plantas: 40 millones de euros en total.

Cumplimiento de la legislación europea

Es por ello que Domínguez Lino ha apelado en sucesivas ocasiones a la responsabilidad de los concellos en el cumplimiento de la normativa comunitaria, recordando que, si bien la gestión de los residuos es una competencia municipal, la Xunta de Galicia, a través de la Sociedade Galega do Medio Ambiente, decidió poner los medios necesarios para ayudarles a dar respuesta efectiva a la legislación vigente.

El presidente de esta compañía pública confía en que, más pronto que tarde, y tomando como punto de referencia el próximo 31 de diciembre, los ayuntamientos activen los mecanismos necesarios para recoger y tratar de forma independiente la materia orgánica, teniendo muy presente la necesidad de llevar a cabo campañas de formación y concienciación social en la correcta segregación de los residuos orgánicos para que éstos reciban el tratamiento correspondiente: su conversión en abono natural.

A Lama

El presidente de Sogama, Javier Domínguez Lino, acompañado por el alcalde de A Lama, David Carrera Cal, visitó la nueva planta de transferencia de la localidad, cuya obra está prácticamente concluida, y que entrará en funcionamiento a la vuelta del verano.

Esta instalación, ubicada en el polígono industrial de Racelo y a la que se ha destinado una inversión de más de 1,8 millones de euros, sustituirá a la microplanta que, durante años, ha operado en este municipio. Estará preparada para trasvasar las tres fracciones de residuos municipales que se encuentran bajo la competencia de Sogama, esto es, bolsa amarilla (envases de plástico, latas y briks), bolsa negra (resto) y bolsa marrón (materia orgánica -FORSU- recogida de forma diferenciada a través del contenedor marrón, que se encuentra en proceso de implantación en los ayuntamientos gallegos).

Con capacidad para más 8.675 toneladas anuales, podrá dar servicio a 8 ayuntamientos, que aglutinan una población de 23.119 habitantes.

La nave en la que se llevará a cabo la transferencia de los residuos dispone de un compactador fijo, una báscula y un sistema de translación de contenedores (con capacidad para dos unidades), posibilitando que se independice en cierta medida el funcionamiento de la instalación del transporte, que en momentos puntuales puede sufrir retrasos por variaciones en las condiciones de tráfico, posibles averías, indisposición de los conductores, etc.

También está dotada con un parking de contenedores, un edificio de oficina, vestuario y almacén, y una depuradora de aguas residuales.

Asimismo, se autoabastecerá energéticamente con paneles solares, fomentando de este modo el uso de las energías renovables para hacer frente al cambio climático.

Integrada en la red de valorización de FORSU

La nueva planta de transferencia de A Lama se integrará en la red de infraestructuras, promovida por la Xunta de Galicia y ejecutada con Sogama, para ayudar a los concellos a que den debido cumplimiento a la normativa vigente e instauren la recogida selectiva de la materia orgánica antes del próximo 31 de diciembre, tal y como establece la legislación europea.

Vilanova de Arousa

Las obras de la planta de biorresiduos de Vilanova de Arousa (Pontevedra), una de las 17 instalaciones que conformarán la red de infraestructuras para la valorización de la materia orgánica, impulsada y diseñada por la Xunta de Galicia, y ejecutada por Sogama con financiación de los Fondos FEDER REACT EU como respuesta de la Unión Europea a la crisis del Covid-19, entran en su última fase.

La previsión es que la instalación, sita en el polígono industrial de Baión, donde ocupa una superficie de 20.000 m2, esté lista el próximo mes de octubre para comenzar a operar y recibir la materia orgánica de los 26 ayuntamientos a los que dará servicio y que aglutinan una población de 326.846 habitantes.

Así lo confirmó esta mañana el presidente de Sogama, Javier Domínguez, quien supervisó personalmente la situación actual de la instalación, acompañado por el alcalde de la localidad, Gonzalo Durán.

Al igual que la planta de biorresiduos de Cerceda (A Coruña), la vilanovesa dispone de capacidad para tratar cada año 15.000 toneladas de materia orgánica contenida en los residuos municipales (FORSU) y 7.000 toneladas de material estructurante (podas y restos de madera), estimando una producción anual de 6.000 toneladas anuales de compost de alta calidad que será utilizado en el sector de la agricultura y la jardinería, en sustitución de los fertilizantes artificiales.

Con una inversión de 15,1 millones de euros, la planta de Vilanova integrará las distintas fases del proceso de compostaje de los residuos orgánicos: desde el pretratamiento y la fermentación, hasta la maduración y el almacenamiento, así como los correspondientes tratamientos de aire y de aguas, haciendo uso en todo momento de las últimas tecnologías disponibles, tanto de procesado como de control de olores y ruido.

Además, una parte de la misma será autosuficiente desde el punto de vista energético al disponer de paneles solares fotovoltaicos, contribuyendo de esta forma a la lucha contra el cambio climático.