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Sólo desde la unidad y el trabajo colaborativo podremos avanzar hacia la verdadera sociedad del reciclado

Javier Domínguez Lino, Presidente Sogama

¿Cómo ve Sogama su evolución en estos 25 años en cuanto al aporte social y ambiental a Galicia?

Nuestro balance es de satisfacción. Ahora bien, no debemos caer en la autocomplacencia, ya que nuestro compromiso, como no podía ser de otra forma, es seguir trabajando y esforzándonos cada día al máximo para prestar el mejor servicio público a nuestros clientes (294 ayuntamientos) y, por tanto, a los ciudadanos que habitan en los mismos, y que ya superan los 2.260.000.En estos 25 años de andadura hemos hecho cosas muy importantes y verdaderamente trascendentales para nuestra comunidad. Hemos contribuido al cierre y sellado de 300 vertederos municipales que no cumplían con las condiciones mínimas de seguridad y control, así como a la eliminación de 3.000 puntos de vertido ilegal. Donde antes había espacios degradados, hoy hay espacios regenerados. Donde antes había contaminación, hoy hay salubridad. Y todo ello ha repercutido de forma positiva en la imagen de Galicia, tanto a nivel paisajístico como a nivel medioambiental y social, ya que la población ha ganado en bienestar y calidad de vida.Los beneficios aportados por Sogama a nuestra comunidad ya fueron acreditados en su momento por la Comisión Europea, nuestro principal aval, que, a través de un informe ex post, certificó las bondades de esta empresa pública para la protección del entorno, para la creación de empleo y, por supuesto, para la educación ambiental.

Desde su nacimiento hasta la fecha, Sogama ha logrado revertir la imagen con la que nace por cuestiones socio-políticas. ¿Qué cree que ha sido lo más significativo que ha logrado ese cambio de tendencia?

Como todos sabemos, el proyecto Sogama nació con una cierta contestación social debido, entre otras razones, a que, quizás, no se supo canalizar correctamente la información y no se supo llegar al ciudadano de a pie. En los países del norte de Europa, las plantas de valorización energética están ubicadas en el centro de las ciudades y conviven perfectamente con el vecindario, que se beneficia del calor y de la electricidad producida en las mismas a precios muy competitivos. En el caso de Alemania, el grupo ecologista Los Verdes ha apoyado desde siempre la valorización energética de los residuos no reciclables porque entiende que el principio comunitario de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje), aunque prioritario, resulta insuficiente para dar un correcto tratamiento a todos los residuos. Porque el objetivo último es evitar por todos los medios el uso del vertedero debido al riesgo ambiental que éste entraña.En este sentido, cabe recordar que sobre las plantas de valorización energética pesa una estricta legislación, mucho más rigurosa que la que se aplica a cualquier otra infraestructura industrial, y sus valores de emisión se sitúan en todos los casos muy por debajo de los límites que fija la ley. Estamos, pues, ante plantas sólidas, robustas y en las que podemos confiar plenamente.Afortunadamente, esa contestación inicial hacia el modelo Sogama se ha ido desvaneciendo poco a poco, y ello ha sido posible a la principal herramienta que tiene a su alcance cualquier organización: la transparencia informativa y la buena gestión.

Hacia el futuro, ¿qué creen que hay que fortalecer para seguir mejorando la imagen como entidad gestora de la mayor parte de los residuos domiciliarios de Galicia?

Creo que hay que seguir cultivando el contacto permanente con los distintos sectores sociales (administración, empresas y ciudadanos) porque sólo desde la unidad y el trabajo colaborativo podremos avanzar hacia la verdadera sociedad del reciclado y cumplir con los preceptos que definen la economía circular. A mi entender, la Responsabilidad Social Corporativa abre las puertas al diálogo, al entendimiento y, por tanto, al progreso y al crecimiento sostenible.

Cuantifique la evolución de los residuos domiciliarios en términos de mejora de la calidad de la recogida selectiva.

Sogama gestiona dos fracciones de residuos: bolsa amarilla, es decir, los envases de plástico, las latas y los briks depositados en los contenedores amarillos, y bolsa negra, o, lo que es lo mismo, la fracción resto introducida en los contenedores verdes genéricos.Desde 1999, y hasta el pasado año, la entidad procesó en su planta de clasificación un total de 283.996,25 toneladas de envases recogidos a través de los contenedores amarillos, propiciando su posterior recuperación. Hemos ido mejorando poco a poco las cifras, pero queda todavía mucho camino por recorrer. Necesitamos más colaboración y que los ciudadanos se esfuercen en hacer una mejor recogida selectiva en origen para que los residuos sean transformados en nuestros productos y contribuyamos así al ahorro de energía y materias primas.En el caso de la bolsa negra, entre los años 2001 y 2016, hemos tratado en nuestro complejo 8.198.521,09 toneladas de basura, cantidad con la que se podría llenar 40 veces un estadio de fútbol. Por su parte, la valorización energética de la fracción no reciclable en forma de CDR (Combustible Derivado de Residuos) ha contribuido a la reducción de 6.884.614,12 toneladas de CO2 si en su lugar se hubiese utilizado petróleo.Y en nuestro empeño por extraer de la bolsa negra los materiales susceptibles de ser reciclados, y que no fueron correctamente seleccionados por los ciudadanos (acero, aluminio y vidrio), la empresa ha logrado recuperar un total de 164.438,65 toneladas, que se reintegraron de nuevo al circuito comercial con una nueva vida.Sin duda son unas buenas cifras, pero todavía insuficientes. La segregación de residuos en origen por parte de los ciudadanos tiene que ser mayor y mejor (en cantidad y calidad) si queremos incrementar las tasas de reciclado en Galicia.

¿Cómo cree usted que esta evolución influye en la nueva dirección que tiene Sogama en el sentido del compost? ¿Cuáles son las expectativas en torno a esta línea?

Aquí quisiera diferenciar dos proyectos que tenemos en marcha y que marcarán el futuro de Sogama y de Galicia. Por un lado, la ampliación del complejo industrial de Cerceda, cuyas obras ya se han iniciado y que incluirán la construcción de una nueva planta para la clasificación de los envases contenidos en la basura en masa y la remodelación de la actual nave de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible. Con esta mejora, la capacidad de la infraestructura se verá incrementada en un 81%, pasando de las 550.000 toneladas anuales a 1 millón. Esto significa que, culminado el proceso de ampliación, que se hará efectivo a lo largo del año 2019, esta Sociedad pública estará preparada para tratar, en condiciones óptimas, todos los residuos domiciliaros producidos en Galicia, a la vez que multiplicará por cuatro su aportación al reciclaje y reducirá a mínimos el uso del vertedero. La infraestructura ganará en prestaciones y, más allá de mantener su liderazgo en España, se convertirá en una de las más grandes y eficientes de Europa y del mundo.Y, por otro lado, tenemos la puesta en marcha de una planta de compostaje industrial, que se está construyendo en el vertedero de residuos no peligrosos de Areosa y que entrará en operación a finales de 2017. Con una capacidad para procesar 15.000 toneladas anuales, dará servicio a los municipios limítrofes, que deberán implantar el quinto contenedor para la recogida selectiva de la fracción orgánica. Nuestra previsión es producir en esta instalación entre 3.000 y 4.000 toneladas de compost de buena calidad cada año.Y como complemento a esta iniciativa, ahí está nuestro ya afianzado programa de compostaje doméstico, al que se encuentran adscritas más de 220 entidades, entre ayuntamientos, centros educativos y colectivos sociales, habiendo repartido entre las mismas cerca de 7.300 compostadores.

¿Qué le diría al ciudadano para que apueste decididamente por los cambios que se están implantando en la recogida selectiva?

Le pediría que reflexione, que se informe sobre la forma de llevar a cabo una correcta gestión de los residuos y que se esfuerce cada día en llevar a cabo un consumo responsable, en reducir la producción de residuos, en aprovechar al máximo los productos y en separar los residuos en origen y depositarlos en los contenedores correspondientes. Se trata de un cambio de hábitos. Se trata de pequeños gestos con los que se conseguirán importantes avances para hoy y mañana.

¿Qué le diría usted a las empresas del sector privado que gestionan residuos para construir juntos una imagen positiva del sector?

Sobre todo que interioricen que el residuo es un recurso, que tiene un valor incalculable, y que recuperando residuos estaremos contribuyendo en gran medida a preservar nuestros escasos recursos naturales.Las empresas gestoras de residuos tenemos que interiorizar, de una vez por todas, que nuestro trabajo es fundamental para cuidar el entorno y la salud de los ciudadanos. El rigor, la aplicación efectiva de la ley, la honestidad, la seriedad, el buen hacer y la transparencia constituyen elementos prioritarios a la hora de trasladar una imagen positiva del sector. Tenemos una gran responsabilidad y debemos involucrarnos de lleno en la construcción de un presente y un futuro más próspero para las generaciones venideras.

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